La medicina orgánica

En los niños y adolescentes

𝐋𝐚 𝐭𝐫𝐢́𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 ❤️ se configura en la infancia y consiste en tener padres presentes, que dan buen trato a sus hijos y son amorosos.

 

La hormona del amor en los niños contra fármacos psicotrópicos

El amor es la mayor de las virtudes humanas, robustece la fe, la esperanza y la libertad, es el alimento del alma. El amor es la antítesis del miedo y del odio, es el mayor restaurador de la salud mental, emocional, álmica, espiritual y de los telómeros que alargan la vida. El hombre es el único animal capaz de transformar “a través del amor”

Alcances de la Medicina Orgánica
en los menores de edad

     En su voraz e incomprensible afán de acumular riquezas, la industria farmacéutica ha alcanzado a los niños. Actualmente, la psiquiatría en el mundo se rige por el Manual DSM-IV que se le traduce o conoce, como el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.

     Sheldon Krimsky y Lisa Cosgrove, profesores Universitarios en los Estados Unidos de Norteamérica, hicieron un estudio que reveló lo siguiente: Todos los “expertos psiquiatras”, sobre trastornos de personalidad que participaron en la elaboración del Manual DSM-IV tenían nexos económico-financieros con las trasnacionales farmacéuticas. Ese mismo estudio corroboró que en el año 2003, esta industria pagó a la revista de la American Psychiatric Association, la cantidad de 7.5 millones de dólares por concepto de publicidad, dinero que se incrementó en un 22% en el año 2004. La revista British Medical Journal denunció que todos los procesos normales de la vida; desde la incubación hasta la muerte, pasando por el nacimiento, el desarrollo del crecimiento, la reproducción y la vejez “procesos normales de la vida”, son monitoreados por la industria farmacéutica con la finalidad de relacionarlos con enfermedades y justificar su medicación.

     Actualmente, ninguna conducta humana puede escapar a no ser vigilada o medicada cuando, “según los investigadores que trabajan para la industria farmacéutica”, los habitantes del planeta tierra se salen de los parámetros que han establecido como normales. A este fenómeno se le conoce como Disease mongerig, se traduce como “tráfico de enfermedades”, que ocurren o pueden acontecer en el curso de la vida, para lo que ya tienen un medicamento diseñado correspondiente a cada circunstancia. Ese es el objetivo del Manual DSM-IV en donde han etiquetado al Trastorno de Déficit de Atención y al Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad como, “TDA” y “TDAH” respectivamente, trastornos conductuales que hay que medicar con psicotrópicos. En realidad, un niño puede tener déficit de atención o hiperactividad por su propia naturaleza o porque esté expresando su malestar, estrés o ansiedad por falta de amor. El psicotrópico no resarcirá las carencias afectivas, al contrario, las agravará.

     Los psicoanalistas serios, comprometidos con la verdad y la salud, consideran que estos diagnósticos carecen de ética y validez. Antes de haberse inventado el manual y estas enfermedades, los niños con déficit de atención o hiperactivos se canalizaban hacía alguna disciplina o actividad constructiva. Es común encontrar casos de niños con déficit de atención o hiperactivos que como adultos llegaron a figurar en los deportes de alto rendimiento, las ciencias, la política, los negocios o las artes; ahora los malogran o desgracian la vida medicándolos con psicotrópicos, lo más insólito e inaudito es que los médicos somos cómplices. ¿Qué habría pasado si a Albert Einstein lo hubieran medicado con psicotrópicos por tener déficit de atención? ¡Se habría perdido un gran genio!

     Uno de los problemas que padece el planeta tierra es la globalización, pero globalizar no es indicativo de medir con la misma vara a todos los niños del mundo que nacen y crecen en medios distintos: de ambiente, de alimentación, de hábitos, costumbres y estilos de vida. Si existiera una regla para tratarlos, el principal ingrediente tendría que ser el amor, amén de pedirles perdón por tantas insensateces que los adultos cometemos en su contra. ¿Cómo se pretende que el infante no padezca déficit de atención, inseguridad, miedo, ansiedad, hiperactividad o rasgos de depresión?, si la mayoría de los padres hoy en día delegan la responsabilidad de los hijos en personas ajenas a su crianza.

     En lo personal, sin ser psicoanalista, me han referido casos de niños diagnosticados con TDA o TDAH, que han remitido cuando hablamos con los padres y toman conciencia de la importancia de no medicarlos, además de hacerse cargo personalmente de sus hijos. Se les indica una alimentación orgánica libre de procesados, se integran a una actividad física o disciplina deportiva sostenida y se resarcen los puentes rotos del amor. Es fácil corregir, siempre funciona, he denominado a esta medida terapéutica: Tríada Anti-TDA. Es más que suficiente, se eliminan los psicotrópicos, regresa la estabilidad emocional al niño y por consiguiente se activa la secreción de serotonina y endorfinas, hormonas que les regula múltiples funciones biológicas relacionadas con el amor, el bienestar, la salud y la vida.

En los infantes, el psicoanálisis debe enfocarse en tratar la raíz de las causas que están generando su falta de atención o hiperactividad. No a la medicina paliativa y lesional, paliar el déficit de atención y la hiperactividad en los niños, es dejar de atender los verdaderos orígenes que están generando estos trastornos de conducta y menos, suministrarles drogas estimulantes o idiotizantes.

El libro Tratamiento de trastornos psiquiátricos, editado por la Asociación Psiquiátrica Americana, en el año de 1989; señala que la cocaína, las anfetaminas y el metilfenidato utilizado en los niños con déficit de atención, son fármacos neurológicamente similares. El texto dice que no es posible distinguir sus efectos clínicos, incluso mediante pruebas de laboratorio. El Dr. Peter R. Breggin, psiquiatra norteamericano, dice que las drogas estimulantes aplicadas en dosis bajas producen docilidad, no mejoran la conducta de los niños ni su aprendizaje, además que no se informa a los padres que se cambia el efecto tóxico de la droga por el letargo o aislamiento. Se etiqueta a los niños con el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), y se les priva de una atención adecuada, es decir, “se les cambia la atención o el amor que necesitan por la droga”.

El Manual DSM-IV, ha servido para que personas que no son profesionales de la salud como los maestros, los padres o los vecinos, etiqueten a los niños como enfermos mentales. El comportamiento perturba a los padres y a los maestros, los padres y los maestros sin ser médicos los acusan con los psiquiatras, autorizados por los ministerios de salud de los distintos países del mundo, sin recapacitar en los severos daños a la salud de los niños les prescriben los psicotrópicos, “así los aquietan e incapacitan con drogas para tenerlos sentaditos”.  El Dr. Golden en 1991, dijo que la respuesta a la droga de docilidad no puede tomarse como prueba diagnóstica y que se acusa a los niños de conflictivos cuando se debía culpar a los padres de desatenderlos.

El Dr. Breggin propone señalar a los maestros y a los padres como enfermos mentales, cuando no cumplen con sus deberes y obligaciones con los niños por estar alejados de sus verdaderos papeles de mentores. Dijo: en esos casos se les debe etiquetar con el Trastorno de Déficit de Atención a los Padres (TDAP). Trastorno de Déficit de Atención a los Maestros (TDAM). Yo agregaría en alusión al Dr. Breggin, el Trastorno de Déficit de Atención a los Vecinos (TDAV), que también ya diagnostican el TDA en sus pláticas de lavadero.

El Dr. Juan Pundik agrega: “se debe intervenir para que no se sigan agrediendo las defensas de los infantes, plasmadas en la Convención Internacional de los Derechos de los Niños, quienes no pueden defenderse por sí mismos por lo que es tarea no solo de médicos, sino de abogados y jueces, la población está siendo llevada al extremo del mercadeo de consumo referente a medicamentos inadecuados, innecesarios y a veces hasta mortíferos”. Y remata diciendo que, se imagina un mundo drogado con todas las fatales consecuencias, debido a los inescrupulosos intereses de la industria farmacéutica, circunstancia que he planteado en algunos artículos y foros nacionales e internacionales.

Por mi parte dejo estas observaciones bajo el análisis de las  propias reflexiones y conclusiones del lector, como una opción diferente para tratar estos casos en que ir al fondo de las causas que dan origen al TDA y al TDAH y que, desde mi punto de vista, se encuentran en la desintegración familiar, la falta de atención a los hijos, los puentes rotos del amor, y en algo que no se ha puesto atención: los alimentos refinados o procesados que carecen de los nutrientes biológicos necesarios e insustituibles para su sano desarrollo, incluso desde el vientre de mamá. La falta de nutrientes esenciales pueden acarrear déficit de atención a los niños, o en un momento dado déficit de atención con hiperactividad, como un mecanismo de reclamo nervioso compensatorio por la carencia nutricional.

Competencia del Protocolo de Tratamiento de Medicina Orgánica

en los niños y adolescentes

Considerando que las enfermedades crónicas en niños son la causa más frecuente en la consulta de los pediatras, dedicaré un espacio a este problema que afecta a la gran mayoría de las familias mexicanas y en general de la población mundial. Las enfermedades crónicas en los menores de edad, no se deben a la saturación de tóxicos como es el caso de los adultos, sino a un sistema inmune deprimido o reactivo por hipersensibilidad, por causas distintas como: padres con estilo de vida no saludable, falta de atención, desamor, malos tratos, ausencia de los progenitores, anemia, desnutrición, alimentos procesados, contaminación del medio ambiente, problemas hereditarios, etcétera.

Las enfermedades crónicas que padecen los niños con más frecuencia son; las alergias e infecciones de repetición que afectan las vías respiratorias, el tracto gastrointestinal y la piel. Patologías que frecuentemente se relacionan con un sistema inmune a la baja y/o reacciones de hipersensibilidad, por lo que en estos casos, para normalizar la hiperreactividad y fortalecer la inmunidad innata y adquirida, recomiendo invariablemente un inmuno-regulador, el más importante de todos es el emocional, devolverle a los niños el amor que le ha sido negado o robado por la insensibilidad de los padres. Para fortalecer el sistema inmune desde el punto de vista físico, recomiendo el factor de transferencia de origen humano vía oral, los resultados siempre son satisfactorios para los niños, los padres y los médicos. En los adolescentes podemos sumar al factor de transferencia la peroxidación o las células madres, está última está indicada indistintamente en niños o adolescentes dependiendo de cada caso clínico en particular.

Comparto una reflexión con los padres en relación a los hijos: las alteraciones genéticas no se trasmiten de la nada, se adquieren de la contaminación del medio ambiente, de los insanos hábitos alimenticios de los padres, del sedentarismo y en todo un estilo de vida no saludable, que va golpeando al sistema inmune y modificando paulatinamente el ADN, que van dejando en indefensión y enfermando a los niños. Es la verdadera causa de las enfermedades hereditarias, padres sedentarios con pésimos hábitos alimenticios, que heredarán en su estilo de vida ciertos padecimientos a los hijos que se transferirán de una generación a otra. Si no paran o interrumpen a tiempo la inercia insana con un estilo de vida saludable, los hijos y/o los nietos, serán alcanzados por la enfermedad y la muerte a más temprana edad.

He visto padres recorriendo consultorio tras consultorio, sin encontrar soluciones satisfactorias a las demandas de salud para sus hijos, les recuerdo y afirmo que, no es posible resolver el problema de las enfermedades crónicas adquiridas de los hijos paliándolas, cambie el estilo de vida y vaya al fondo, el trabajo que hacen los antibióticos, los antiinflamatorios y los antialérgicos, déjeselo a un sistema inmunológico competente de los hijos, trabaje en ello. Regularmente los niños cuentan con capital biológico de reservas celulares y saldos orgánicos a su favor, a pesar de nacer o vivir en un medio hostil o adverso, debido a su alta capacidad de auto-regeneración y réplica celular, por lo que es factible ayudarlos con mayor facilidad. Puedo decir con toda certeza, que la forma más efectiva de enfrentar las enfermedades crónicas adquiridas en los niños y los adolescentes, es cambiar el estilo de vida de los padres. Aliméntelos con una dieta orgánica, intégrelos a una actividad física y hágase cargo de ellos dándoles tiempo de calidad. Es mi recomendación.