6.- Disruptores

Endocrinos emocionales

El estrés arruga la piel y vivir sin amor arruga el alma

     No es fácil romper esquemas que significan un mayor esfuerzo y sacrificio para ampliar el conocimiento aplicado a la praxis médica, que implica admitir un nuevo paradigma en el campo universal de la psicología, el psicoanálisis o las neurociencias. Es un contenido que forma parte de los 6 libros de medicina, publicados por el autor, caracterizados por los valores del médico orgánico, los valores de la medicina orgánica y los valores de la metodología de la medicina orgánica, objetivo de los intrépidos profesionales de la salud, que hemos emprendido la colosal aventura orgánica por el planeta tierra.

Secuencia de la enfermedad

1) Se presenta el impacto psíquico que produce el enojo, frustración, resentimiento, ira, rencor, odio, que en este trabajo llamé: “precursores de los disruptores endocrinos emocionales”.
2) En respuesta a los precursores se produce estrés, exceso de cortisol, epinefrina, gastrina, insulina, tiroxina, etc., que en esta investigación denominé: “disruptores endocrinos emocionales”.
3) Se presenta la enfermedad emocional.
4) Sí no sana el daño emocional, aterriza en un padecimiento físico. Todo se resume en falta de amor y sobrado odio.

     La tríada de los malquereres del victimario; constituida por padres ausentes, maltratadores y desamorados, primero produce enfermedad emocional, y después padecimientos físicos como: sobrepeso, obesidad, síndrome metabólico, diabetes, presión alta, enfermedad cardiovascular, cáncer, etc. La tríada del amor conformada por padres presentes, que dan buen trato a los hijos y son amorosos, son los antídotos perfectos que trabajan en contra de los malquereres del victimario, “forman personas hormonalmente equilibradas, seguras, dinámicas, exitosas, felices y sanas. La paz, la felicidad, la salud mental, emocional y física, emanan del interior álmico de su ser, NO de sus familiares NI del entorno social.

     La tríada de la salud emocional; constituida por el laboratorio de la salud, la farmacia del amor, los ángeles de la salud y el fenómeno Guadalupe, suprimen los disruptores endocrinos emocionales, regulan el metabolismo, el ritmo respiratorio, el ritmo cardiaco, el ciclo circadiano, el estrés y la ansiedad. Las hormonas del placer como las endorfinas; huelen a libertad, amor, felicidad, le endulzan el día, lo programan para vivir más saludable y le alargan la vida, “son los perfectos antídotos de los disruptores endocrinos emocionales”. Transforman el estrés en paz, la ira en bienestar y el odio en amor.

     Tratar el cuerpo físico sin sanar la enfermedad emocional, es el gran fracaso en medicina del siglo XX y lo que va del XXI. Un criterio que tiene a la medicina en estado de coma. Es deber del individuo hacer un análisis de su propia conducta, para tomar decisiones razonadas e inteligentes, que le permitan dejar de ser un barco a la deriva, al hacerse del timón que lo ancle al puerto del deseo propio y no al de los demás.

     Cuando los médicos entiendan el fenómeno de los precursores emocionales, el de los disruptores endocrinos emocionales y los eliminen de las emociones del paciente, darán un salto cuántico inimaginable en la curación de las enfermedades físicas. Es causa de muertes prematuras, ocultas en el analfabetismo de la industria de la enfermedad, no escritas en la literatura médica universal de todos los tiempos.

El estrés es un sintoma, un disruptor y una enfermedad emocional